29 noviembre 2006

Los peligros de los transgénicos: alimentos y cosechas

Los peligros de los transgénicos: alimentos y cosechas

Ronnie Cummins

Ecoportal.net

La tecnología de ingeniería genética (GE) ofrecida por corporaciones transnacionales de “ciencia de la vida” plantas, animales, seres humanos y microorganismos, patentando y después comercializando los resultantes de tales como Monsanto y Novartis consiste en la practica de alterar o interrumpir los planos genéticos de organismos vivientes - genealimentos, granos y otros productos para obtener ganancias. Corporaciones de la ciencia de vida proclaman con grandes fanfarras que sus nuevos productos revolucionarán la agricultura, eliminarán el hambre, curarán enfermedades y mejorarán la salud del público en general. En la realidad, a través de la practica de sus negocios y poder político, los ingenieros genéticos han hecho claro que tienen la intención de usar la GE para dominar y monopolizar el mercado mundial de granos, alimentos, fibras y productos farmacéuticos.

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* Ronnie Cummins es Director Nacional, Asociación de Consumidores Orgánicos

Las bendiciones de la hoja maldita

Las bendiciones de la hoja maldita




El Gobierno de Estados Unidos ha invertido unos 5 mil millones de dólares para erradicarla. El Estado colombiano la considera el combustible de la violencia que aqueja a ese país. Desde hace dos décadas, en las selvas de esa nación suramericana, guerrilleros y paramilitares se baten a muerte por el control de los cultivos de coca, una planta que para los indígenas páez es sagrada y, con productos a base de su hoja, quieren reivindicarla

Ganan terreno
Ya los productos de hoja de coca se distribuyen en todas las tiendas naturistas colombianas. Dada la demanda, los supermercados de cadena también se han arriesgado a su expendio. Las ganancias que generan los productos de hoja de coca se invierten en la comunidad de los páez.

Texto y fotos:Amalia Morales
Corresponsal en Colombia

A comienzos de este mes, el Vicepresidente de Colombia, Francisco Santos, viajó hasta Londres, para lanzar allí la última campaña de su gobierno: “La maldición de la coca”. Esa cruzada que sataniza a la hoja de coca, Santos, la oficializó en un foro mundial celebrado contra las drogas.

Con el espíritu brioso de un soldado en batalla, Santos declaró a las emisoras de su país, desde la capital británica, que cerca de dos millones de hectáreas de la selva tropical húmeda colombiana han sido destruidas por el cultivo de esta planta maldita, con la que se produce cocaína, cuyos principales consumidores están en Estados Unidos y Europa.

Según estudios del gobierno, en Colombia se producen 800 toneladas de cocaína al año, el doble de lo que las autoridades creían. Se siembran más de 100,000 hectáreas, con seis cosechas al año.

Un kilo de cocaína puesto en Estados Unidos se consigue a 35,000 dólares y en Europa por 50,000 euros (63,000 dólares).

Al año el narcotráfico gana unos 800 millones de dólares, según la Dirección Nacional de Estupefacientes, DNE, de Colombia. Por eso, el Vicepresidente insistió con vehemencia, en que hay que concientizar a los europeos.

Mientras el vicemandatario colombiano hablaba por las radios, en una casa de dos pisos, en un barrio al occidente de Bogotá, se concretaba el sueño de unos indígenas colombianos, que piensan exactamente lo contrario de la hoja de coca: que es sagrada y bendita, y que cuenta con un gran potencial alimenticio.

Creen tanto en los beneficios de la hoja de coca, que desde hace seis años han empezado a producir té de coca, galletas y torta de coca, vino de coca, frutas deshidratadas con hojas de coca, y el producto rey: la Coca-sek, una gaseosa de color amarillento y verdoso que salió al mercado hace menos de un año.

“Es que no es lo mismo la uva que el vino, así que tampoco es lo mismo la hoja de coca que la cocaína”, dice Fabiola Piñacue, indígena páez y líder del proyecto Cocanasa, que está por reivindicar la hoja que otros maldicen.

No es la primera vez que Piñacue escucha que satanizan la hoja de coca. Desde que Piñacue salió de Tierradentro, en el Cauca, al suroccidente del país, donde la planta de coca florece en tierras húmedas y calientes como palmeras a orillas del mar, sólo ha escuchado injurias contra la planta que sus ancestros consideraban sagrada.

“La hoja de coca en realidad no es una droga, es fuente de vida, es un suplemento alimenticio que contiene muchas vitaminas y nutrientes, y eso está probado científicamente”.

Con esas palabras que acompañaba con una taza de té de hojas de coca, preparado por ella misma, Piñacue fue conquistando a sus compañeros de la carrera de Ciencias Políticas en una universidad bogotana.

Con su termo y empeñada es reivindicar a la hoja que aprendió a mascar desde niña, Piñacue comenzó a participar en las ferias artesanales. Algunos la insultaban por estar vendiendo ese té, pero la mayoría, dice, acogían con gusto sus palabras y su tizana de coca.

Recuerda que llegaba gente a preguntarle para qué era buena la hoja de coca. Fabiola sin titubear les decía que tenía propiedades medicinales para todo, “hasta para el mal de amores les decía que era buena”, dice sonriendo.

“Y es verdad porque la hoja de coca contiene alcaloides naturales”, agrega. Enseguida, extiende un plegable del proyecto que, citando un estudio científico hecho en Harvard en 1973, describe las principales propiedades de los 14 alcaloides de esa hoja verde oscura que crece en un clima lluvioso a más de 1,000 metros de altura y a menos de 2,800.

La hoja de coca es una píldora mágica, una suerte de multivitamínico —dice—, que acelera el funcionamiento del cerebro, evita las enfermedades cardiovasculares, es antidiarreico, regula la producción de melanina de la piel, acelera la digestión, previene gastritis, úlceras, es analgésica, anestésica, regula la secreción de la bilis, mejora el funcionamiento del hígado y por si fuera poco, combate la formación de caries. “Si usted se fija en los hombres ‘paeces”, son fuertes y sus dientes son duros y blancos”, comenta Ana María, una de las mujeres que trabaja en el proyecto.

En La Paz, Bolivia, una tarima natural localizada a más de 4,000 metros, es común que a un recién llegado que le falta el aire, le ofrezcan un té de hojas de coca para regular la carencia de oxígeno y revertir ese “soroche” o mal de altura.

Uso de siglos

En Calderas, en Tierradentro, donde Piñacue creció, el consumo de la hoja de coca empieza desde que brotan los primeros dientes.

Desde hace más de cinco siglos, los indígenas tienen la costumbre de “mambearla”, como le dicen a la actividad de masticar, antes de emprender cualquier faena en el día. También la usan para sus rituales sagrados.

Los primeros cronistas españoles que llegaron a Colombia escribieron que “(…) la virtud de esta hierba es que cualquier hombre que tenga estas hojas en la boca, no padece ni de hambre ni de sed”.

Sin embargo, la droga que se empezó a producir con uno de los alcaloides de la hoja, a finales de los setenta, y cuyo negocio floreció en los ochenta con el narcotráfico, y se mantiene hasta hoy, acabó un poco con la tradición del “mambeo” entre los indígenas.

En la actualidad, el Gobierno colombiano, apoyado por Estados Unidos, dedica millones de dólares a la erradicación de los cultivos de coca. Las fumigaciones de herbicidas acaban cada año con miles de hectáreas, sin embargo, los estudios revelan que lejos de disminuirse, las plantaciones proliferan en la zona del Putumayo y del Caquetá.

Derecho indígena y la competencia de los grupos armados

De la erradicación, se supone que se salvan las comunidades indígenas, a las que por ley se les reconoce como un derecho cultural el cultivo y consumo de la hoja.

En Calderas la hoja de coca que se siembra, va a parar a las bocas de sus pobladores y al horno de secado del proyecto Cocanasa.

Desde hace un par de años, por un decreto, se les permite a los de Cocanasa la industrialización y comercialización de la hoja de coca con fines culturales.

“Ha sido una batalla larga lograr que se permita la comercialización de la hoja con el propósito cultural”, dice David Curtidor, asesor legal de Cocanasa.

Otra batalla es la que libran en el terreno, en las plantaciones, donde muchas veces llegan grupos, paramilitares o guerrilleros, a presionar a los indígenas a que les vendan su cosecha. “Esa gente paga el doble de lo que nosotros pagamos, y como hay mucha necesidad en la zona, los indígenas terminan vendiéndosela. Ese ha sido un problema, aunque la mayoría nos la vende a nosotros”, dice Piñacue.

Energizante Coca-sek

Con el té de coca, a los indígenas les ha ido muy bien. En un año, llegaron a vender dentro de Colombia más de 30,000 cajas de aromática, como también le dicen a la tizana.

Con la Coca-sek o “gaseosa del sol”, en castellano, el resultado ha sido igual de alentador. Esta cola que se lanzó en diciembre en ocasión de una fiesta indígena, ha tenido gran aceptación en el mercado local.

Un lote de 20,000 latas de este energizante, que ha pasado satisfactoriamente los registros sanitarios, desaparece en dos semanas de las bodegas de Cocanasa.

Ya los productos de hoja de coca se distribuyen en todas las tiendas naturistas colombianas. Dada la demanda, los supermercados de cadena también se han arriesgado a su expendio.

Las ganancias que generan los productos de coca se invierten en la comunidad.

“Se hacen préstamos revolventes, se han mejorado las escuelas; lo último que se compró fue un horno para el secado de la hoja, porque sólo tostada sirve para extraer el contenido proteínico que tiene, y así no serviría para hacer cocaína”, dice.

Los productos de hoja de coca ya han traspasado las fronteras colombianas.

Además de Bolivia, hasta donde enviaron un vino de hoja de coca para la toma de posesión del presidente Evo Morales, la aromática ha llegado a suelo mexicano, canadiense, francés y holandés, sin embargo, en ninguno de esos países ha podido comercializarse aún como un producto naturista porque las legislaciones lo prohíben. Los escollos legales son por ahora una traba para la exportación.

A pesar de la aceptación en el mercado de los productos de la hoja de coca, todavía pesa más en la opinión pública y en el imaginario de la gente, el discurso que sataniza a la planta.

“Esta hoja es una hoja asesina, que convertida en cocaína alimenta toda la violencia que está sufriendo el pueblo colombiano”, resumió hace unas semanas el Ministro de Defensa de Colombia, Juan Manuel Santos, al anunciar que el año entrante, fumigarán cultivos en la frontera con Ecuador.



La Prensa, 19 nov. Pag. Internacionales


El sueño de Fabiola Piñacue es que un día los indígenas de Bolivia, Perú,
Ecuador y Colombia puedan industrializar y comercializar productos hechos
a base de hoja de coca. ()

25 octubre 2006

revalorización de la hoja de coca

Comité impulsor de la estrategia

de revalorización de la hoja de coca

El Comité Impulsor es una iniciativa de grupos y personas de la sociedad civil quienes buscan aportar desde sus experiencias, a la revalorización de la hoja de coca, en Bolivia y a nivel internacional.

La hoja de coca es un recurso milenario de los pueblos andinos y amazónicos. Su valor nutritivo, beneficios para la salud humana, e importancia cultural, han sido registrados ampliamente, entre otros por numerosos científicos.

Sin embargo, esta riqueza natural también ha sido y es motivo de feroces intentos de control económico y político. Hoy, la hoja de coca y sus valores, en vez de recibir el reconocimiento internacional que se merecen, son negados y perseguidos, debido a una confusión en personas e instancias de la política internacional.

Estamos convencidos que esta confusión, que define a la hoja de coca, en su estado natural, como una droga, es curable y superable. Por ello, proponemos, organizamos y realizamos una campaña que se dirige a una justa valorización de la hoja de coca, como una de las grandes riquezas que nos regala la vida.

Una de las acciones de la campaña internacional, es la proclamación del 26 de junio – hasta ahora día internacional de lucha contra las drogas – como el día internacional de la hoja de coca.

En el 2007, Usted podrá ese día, en muchos sitios del mundo, disfrutar de una riquísima taza de maté de coca.

Le pedimos dejarnos sus datos, en caso que:

Quiere recibir nuestra información

Quiere participar en la campaña de revalorización

Quiere respaldar la campaña económicamente

Contacto en Bolivia: (591-4-) 444 67 05

– casilla 5471, cbba –

mailto:

coca­-si@googlegroup.com

http://coca-si.blogspot.com/

bondades medicinales de la hoja de coca

http://www.elcomercioperu.com.pe/EdicionImpresa/Html/2006-10-14/ImEcCronicas0595879.html

Un doctor para la coca

DEFENSAS. Teobaldo Llosa es el psiquiatra que más ha estudiado y defendido las bondades medicinales de la hoja de coca, tanto que la ha aplicado en el tratamiento contra la adicción al clorhidrato de cocaína y a la pasta básica. Todos sus estudios son citados en el extranjero

Por Miguel Ángel Cárdenas

No necesitó mate ni harina de coca para volar un Mirage V, para ser presidente de la Federación Peruana de Ciclismo, para cantar como tenor lírico de zarzuela, para publicar dos poemarios ni para traducir del inglés su propio libro "Médicos contra pacientes" con miras a filmar su primera película. El doctor Teobaldo Llosa es un personaje 'alucinante'. Acaba de promover las primeras cápsulas de harina de coca con fines médicos y se enfrenta sin ambages a la polémica contra su satanización.

Vivimos un 'boom' naturista con la harina de coca, similar al que se produjo con la maca y la uña de gato.
Yo le quitaría los adjetivos de milagroso y hoja sagrada que le están dando e iría a las cosas concretas: es un producto natural de las hojas de coca, sin añadidos, sin tóxicos, solo la molienda, y conserva todas las propiedades al cien por ciento, con la facilidad de que no hay que masticarla ni echarle una 'llicta'. Y que los intestinos absorben todos sus elementos, especialmente el calcio, la vitamina D, A, hierro, y, además, la cocaína.

Ha mencionado la palabra maldita.
Ahí es donde viene la polémica, la cocaína por vía oral como la consumen los chacchadores, o como se bebe en mate de coca, es buena, es un estimulante, como tomarse una taza concentrada de café o un 'red bull' cuando uno quiere estar despierto. Una bolsita tiene un gramo de hoja de coca, un promedio de cinco miligramos de cocaína, que equivale a dos tazas de café normal con 160 miligramos de cafeína. Pero además tiene otros efectos superiores al café, es un antifatigante, por eso los mineros y los agricultores chacchan todo el día, trabajan más y se agotan menos. Y les controlaba el apetito sin desnutrir, usted no ha visto serranos anoréxicos. Por eso, se dice que la coca es la mejor planta laboral del mundo, sin exagerar.

Si lo compara con el café, este tiene contraindicaciones y produce daños en la gente hipertensa, con gastritis.
Desde la época de los incas no se da coca a las gestantes ni a los niños. Por algo será, no sabemos todavía. De repente, tiene demasiado calcio --porque la coca es la planta que tiene más, cuatro o cinco veces el que tienen otras yerbas y los pescados-- y podría calcificar el cartílago de crecimiento. Hay que tener precauciones con las personas hipertensas, las que tienen presión intraocular alta, glaucoma.

Usted es el principal estudioso de la hoja desde 1996, ¿pero por qué hasta ahora no existe un documento científico contundente que pueda hacer frente a la imagen negativa que se difunde por todos los medios?
Hay mucha información peruana, boliviana y mucho más, norteamericana; sus gobiernos la combaten pero sus científicos nos dan el apoyo en todo. Lo que pasa es que no hay mucha divulgación. Si fuera verdad que la cocaína por vía oral causa adicción, no habría ni una sola bolsa de mate de coca en el mercado. La cocaína por la boca no excita, no trastorna, no crea paranoia, sino estimula como un café.

¿Y oralmente no genera adicción? Usted ha confesado que es adicto al café y su consumo es oral.
Yo tomo todo el día café. Pero es una adicción química y la que se persigue es la adicción de conducta. Es distinto, cuando alguien comienza a usar la cocaína por la nariz, la fuma como pasta o se inyecta, se excita, se trastorna, se pone agresivo o deprimido, abandona los estudios, los trabajos, roba, se vuelve sociópata. El chacchador, en cambio, consume para trabajar más. Esas son las diferencias. El término que se usa ahora en psiquiatría y en patología es dependencia. Significa que yo voluntariamente voy a buscar algo...

Pero aún ahí existe el riesgo de que en un momento ya no sea una elección libre, sino que ya no pueda vivir sin la sustancia ni controlarla. Por ejemplo, si le quito el café por muchos días, ¿usted tendría síndrome de abstinencia?
Sí, pero un síndrome que no trastorna mi conducta. Cuando uno tiene un síndrome de abstinencia tipo cocaína, tipo heroína, necesito la droga tanto que soy capaz de vender todo lo mío, luego lo de los demás y cuando alguien se opone, soy capaz de matarlo. Por eso hay crímenes por las drogas. El café me produce una dependencia fisiológica, pero pasado unos días desaparece, ¿usted se ha enterado que alguien robó o mató por una taza de café?

Usted le tiene tanta fe al consumo oral de la hoja de coca que paradójicamente hasta la ha usado para combatir la adicción al clorhidrato y a la pasta básica. Casi un método homeopático.
Para combatir la adicción al cigarro, se usan parches de nicotina, autorizado por los ministerios del mundo. Y la metadona se usa para los adictos a la heroína. Yo soy pionero de un tercer método que se llama terapia de sustitución o agonista: la cocaína oral como cápsulas o como infusiones; donde no se sustituye la sustancia sino la forma de usarla. Es que repito, lo máximo que uno puede hacer si se come un kilo de hoja de coca es intoxicarse, no se va a volver adicto.

¿Cómo llegó a este tratamiento? Usted se hizo famoso en los años 80 por hacer operaciones al cerebro para combatir la adicción, que incluso hizo que el famoso Jacques Cousteau lo entrevistara para un documental.
Yo había venido de estudiar en Brasil y trabajé en una clínica psiquiátrica que comenzaba a llenarse, hasta en un 80%, de una clase de adictos que fumaban un cigarro con pasta. Dirigí a doce médicos y los pacientes entraban y salían y había tanta desesperación, la gente nos criticaba: pero no pueden curarlos, para qué son psiquiatras. Y usábamos todos los métodos modernos. Pero en el año 82, veíamos que no podíamos curar a nadie. Un día tuvimos en Navidad un paciente que masacró a la madre. Se reunieron mis médicos y les dije: señores, por aquí no podemos seguir.

¡Y decidió optar por la lobotomía!
Ese fue el problema, confundieron lobotomía con cingulotomía anterior bilateral, que es una cosa muy específica, que hasta ahora se usa para la ansiedad, para ideas depresivas con tendencia de suicidio que nadie puede controlar. Fui al Congreso Mundial de Viena en el año 84 a presentar los casos y se horrorizaron. En el "Le Monde" de París me dijeron Mengele peruano, en Estados Unidos me dijeron brujo. Había tanta oposición que paramos de operar, pese a que sané al 50% de enfermos considerados irrecuperables.

Y casi le quitan el título de psiquiatra...
En la asociación psiquiátrica, pero no pudieron. Por eso, decidí investigar el uso oral de la cocaína y me fui a la sierra, hice los estudios en Quillabamba, vi que los serranos consumían hoja de coca más de treinta años, seis días a la semana, estaban sanos. Hice estudios de sangre en el hospital y lo único que tenían eran parásitos. Entonces comencé a usar mate de coca como sustituto para la adicción y vi que la gente comenzaba a controlarla. Y me becaron en Estados Unidos en 1991, el mismo instituto que me llamó brujo.

Vamos a otro aspecto polémico, usted aboga por la industrialización; pero por más alternativo que sea, ¿por qué no se logran resultados concretos? Se supone que por la lógica de mercado...
¡Porque hay monopolio!, Enaco es la única que vende la harina de coca, sin embargo, ya la está soltando. Ya hay hasta cremas de coca con licencias de Digesa, porque es anestésico. Hay aguardiente de coca, vino de coca, que se está haciendo en Huanta. Y las cápsulas son el producto más moderno. Y ahora la hoja de coca con chocolate. Digesa está muy abierto a aceptar los beneficios de la coca. Pero que quede claro que yo también combato al narcotráfico, no se me hubiera ocurrido ser adicto, hasta opero a los adictos.

Y el argumento, que lo ve en carteles y hasta en la publicidad del cine: que la inmensa mayoría de los cultivos se va al narcotráfico.
Es cierto, pero la solución no es erradicar. La erradicación ha fracasado desde la época de los españoles. La erradicación fracasó en Asia con el opio. ¿Qué hago con las hojas? Hago chocolates, que se pueden vender hasta en un dólar para los turistas. Se tiene que hacer que los propios agricultores tengan derecho a hacer su harina de coca, su mate de coca, no solo Enaco, porque son costeños. En Colombia han comenzado a hacer papeles de coca, la celulosa de la raíz, las hojas, los tallos y la fibra las han convertido en cartones. No solo con la hoja, hay que industrializar toda la planta, faltarían hectáreas, el Gobierno diría siembren cien mil más porque faltaría para producir cartones y papel de coca.

¿Usted ha viajado a las zonas cocaleras?... ¿Ha hablado con los líderes cocaleros?
A las zonas de narcotráfico no, ni quiero meterme en política porque se distorsionan las cosas. He estado por Tingo María de vacaciones, en Quillabamba y en la mina de Casapalca. Soy un científico. Ni me he leído la suerte en las hojas de coca, soy muy realista.





BONDADES DE LA HOJA DE COCA

ALEGATO A FAVOR DE LAS BONDADES DE LA HOJA DE COCA

Mario Argandoña

Bolpress, viernes 20 enero 2006

La inicua guerra de extermino contra la coca

Todos los Estados del mundo se unieron para llevar a cabo una guerra total contra la coca a partir de la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes (1) que estableció que:

Ø En la medida de lo posible, las Partes obligarán a arrancar de raíz todos los arbustos de coca que crezcan en estado silvestre y destruirán los que se cultiven ilícitamente (Artículo 26).

Ø La masticación de hoja de coca quedará prohibida dentro de los 25 años siguientes a la entrada en vigor de la presente Convención (Artículo 49, e).

El Preámbulo de la Convención expone los pretextos para estas obligaciones y prohibiciones:

Las Partes,

Preocupadas por la salud física y moral de la humanidad.

Pero la versión en inglés del mismo preámbulo sorprende con un cambio de pretextos:

The Parties,

Concerned with the health and welfare of mankind.

(Que en español significa: Las Partes, Preocupadas con la salud y bienestar de la humanidad).

La sustitución de la palabra bienestar (para los anglófonos) por moral (para los hispano hablantes) revela –como se verá después- la vocación colonialista de los Estados ricos y poderosos y desenmascara las falacias humanitarias y científicas de la Convención, para mostrar la cara propia del matonismo y la depredación que se había cubierto con la argucia de la moralización.

Después, el Preámbulo de la Convención usa eufemismos para declarar la guerra:

Reconociendo que la toxicomanía constituye un mal grave para el individuo y entraña un peligro social y económico para la humanidad.

Conscientes de su obligación de prevenir y combatir ese mal.

Considerando que para ser eficaces las medidas contra el uso indebido de estupefacientes se hace necesaria una acción concertada y universal.

A continuación, el Artículo 1 de la Convención, que exhibe 25 definiciones, evita definir toxicomanía y falsifica la definición de estupefaciente (en inglés narcotic) al proclamar que: j) Por “estupefaciente” se entiende cualquiera de las sustancias de las listas I y II, naturales o sintéticas.

Un informe del Parlamento de Canadá (2) reveló que por presión de EUA la ONU había favorecido al grupo de Estados industrializados que preconizaban el control estricto de la producción de materias primas orgánicas y del narcotráfico, pero que defendían su industria farmacéutica, productora de sustancias psicotrópicas; contra el grupo de Estados productores y usuarios tradicionales de materias primas orgánicas como la coca, el opio y el canabis. El grupo de los “orgánicos” no tenía poder para oponerse a la posición prohibicionista del grupo de los Estados ricos, sin embargo, logró negociar el lenguaje de la Convención introduciendo excepciones, postergaciones y vacíos; lograron también la ayuda al desarrollo para compensar las pérdidas que causaría el prohibicionismo.

En honor a la justicia y a la verdad, y en contra de las arbitrarias opiniones globalmente difundidas por la propaganda de EUA y la ONU, se deben desmentir los calumniosos epítetos que pretenden caracterizar a la hoja de coca (estupefaciente que produce toxicomanía) y se deben exorcizar los demonios que la satanizan (mal grave y peligro para la humanidad), demostrando que el uso tradicional de la hoja de coca y sus adaptaciones modernas es no solamente inofensivo sino beneficioso para la salud física, mental y social; y que, además, realza la moral, favorece económicamente a los pobres, y promueve la democracia en Bolivia y los países andinos.

El estudio OMS/UNICRI

La innocuidad y los beneficios para la salud humana del uso tradicional de las hojas de coca han sido comprobados con gran rigor científico por el mayor estudio mundial sobre la cocaína realizado hasta la fecha, elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en colaboración con el Instituto Interregional de las Naciones Unidas para Investigaciones sobre la Delincuencia y la Justicia (UNICRI por sus siglas en inglés) que se desarrolló entre los años 1991 a 1995. El Proyecto Cocaína OMS/UNICRI (3) recogió información de 22 ciudades en 19 países desarrollados y en desarrollo de 5 continentes sobre el uso de la hoja de coca y sus productos derivados, sobre sus efectos en los usuarios y las comunidades y sobre la respuesta de los gobiernos ante el problema de la cocaína. Los 45 investigadores internacionales (incluyendo profesores de 5 Universidades de EUA) que trabajaron en el Proyecto produjeron:

  • Perfiles de 19 países en materia de cocaína;
  • Estudios de informantes clave –desde usuarios hasta personas con amplios conocimientos sobre el tema;
  • El Estudio de Historia Natural en 4 lugares de Sudamérica y África.

El Proyecto Cocaína OMS/UNICRI destacó que el uso tradicional de la coca no parece tener efectos negativos para la salud y tiene funciones terapéuticas, sagradas y sociales positivas entre los pueblos indígenas de la región andina, así como entre algunos grupos del Brasil. Y que el cultivo de coca representa la base de la economía de subsistencia de muchas comunidades campesinas en Bolivia y el Perú. El consumo de la hoja de coca forma parte integral de la tradición cultural andina y su cosmovisión. Siendo sus principales usos los siguientes:

  • energizante: da mayor energía para trabajar o para luchar contra la fatiga y el frío: aunque reduce la sensación de hambre, la hoja de coca no se considera un alimento;
  • medicinal: en infusiones, jarabes y emplastos para diagnosticar y tratar una serie de enfermedades socioculturales que se atribuyen a causas sobrenaturales y que expresan conflictos interpersonales o conflictos en el seno de las estructuras sociales;
  • sagrado: para comunicarse con el mundo sobrenatural y conseguir su protección, sobre todo con ofrendas a Pachamama, personificación y espiritualización de la tierra;
  • social: para mantener la cohesión social y la cooperación entre los miembros de la comunidad, se usa en todas las ceremonias comunitarias, intercambios de trabajo recíproco y relaciones de sociabilidad.

El Proyecto OMS/UNICRI describe el método tradicional de consumo de la hoja de coca, llamado acullicu, que consiste en mantener en la boca una bola de hojas de coca humedecida con saliva junto con una sustancia alcalina que ayuda a extraer los alcaloides de las hojas. La bola se prepara durante un reposo de 10 a 20 minutos y después se succiona durante 2 o 3 horas, [al cabo de las cuales se expulsan de la boca las hojas enteras, no masticadas]*. Durante el trabajo, el acullicu estructura los períodos de actividad y descanso. En un día normal, se usan 3 bolas, equivalente a 25 gramos de hoja de coca. Si hay que trabajar más tiempo o el trabajo es más duro de lo habitual, se usan más hojas.

El acullicu es practicado tanto por hombres como por mujeres. Su uso es muy estable, ya que empieza en la adolescencia, cuando se empieza a trabajar, y puede que no se interrumpa durante el resto de la vida. [En 1980 Argandoña (4) informó que en el Perú, la CHAKCHADA –en Bolivia se llama acullicu- no produce dependencia, como lo comprueban cada día los campesinos que prestan su servicio militar, o los que migran de la sierra a las ciudades de la costa, situaciones en las que abandonan su hábito sin problemas]. En las clases medias urbanas el acullicu parecería menor [Aunque la cultura tradicional de la hoja de coca está adaptada a la sociedad moderna en forma de infusiones, jarabes, remedios, panadería, repostería, bebidas refrescantes, etc., lo mismo que nuevas modalidades de acullicar, por ejemplo, con goma de mascar, bicarbonato de sodio, y otras. También se confirma que a consecuencia de estos procesos, algunos usos sagrados y ceremoniales de la coca que parecían exclusivamente rurales -incluyendo los sahumerios, la adivinación, los rituales de sociabilidad y curación- se observan con creciente frecuencia en las ciudades]. Todos los usuarios de la hoja de coca subrayan la utilidad de una mayor energía y de los usos terapéuticos, así como su importancia simbólica y ritual. Para la mayoría de los usuarios, la hoja de coca sigue teniendo un carácter sagrado.

Los informantes en Cochabamba recalcaron que los campesinos indígenas acullican durante décadas y no manifiestan efectos adversos por el uso continuado. El informe de Colombia señaló que no se tiene constancia de que el hábito del acullicu haya causado daños perceptibles en la salud física o mental. Es probable que se llegara a la misma conclusión en el caso de los usuarios de otros productos naturales de la coca, como las bolsitas de té o la goma de mascar.

Los campesinos de Cochabamba indicaron que la coca reporta beneficios económicos a los campesinos indígenas porque los ayuda a aumentar la producción en el cultivo agrícola, la pesca y la minería. Los informantes de Medellín apuntan que los chamanes utilizan hojas de coca en los rituales religiosos para reforzar sus poderes. [Informes locales constatan que los transportistas encuentran imprescindible el acullicu cuando conducen vehículos durante la noche, muchos universitarios e intelectuales aseveran que el acullicu les permite concentrarse en sus estudios y que aumenta su entendimiento].

Los científicos que participaron en el estudio OMS/UNICRI hicieron las siguientes recomendaciones:

  • Aunque cabe la posibilidad de que el uso de la hoja de coca pueda estar vinculado a algunos problemas sanitarios no detectados hasta el momento, se trata de algo improbable. Sería mucho más interesante descubrir si el acullicu puede tener efectos positivos sobre la salud y si esos efectos son trasladables de los contextos tradicionales a otros países y culturas.
  • La OMS debería investigar sobre el impacto que tienen las diversas legislaciones y medidas de fiscalización de drogas sobre individuos y poblaciones concretos.
  • La OMS debería investigar los beneficios terapéuticos de la hoja de coca.

El 14 de marzo de 1995, la OMS anunció a la prensa internacional la publicación del Proyecto Cocaína OMS/UNICRI (5). Pocos días después, el 9 de mayo de1995, en la Comisión B de la 48ª Asamblea General de la Salud, reunida en Ginebra, el representante de los Estados Unidos de América

“expresó su sorpresa al notar que el informe sobre el Estudio Global de la Cocaína, realizado conjuntamente por la OMS y UNICRI, parecía un fuerte alegato a favor de los usos positivos de la cocaína al argumentar que el uso de la hoja de coca no producía daños perceptibles en la salud física o mental, que los efectos positivos de la masticación de la hoja de coca podrían transferirse desde sus entornos tradicionales a otros países y culturas, y que la producción de coca era financieramente beneficiosa para los campesinos.”

Añadió que su gobierno suspendería los aportes financieros si la OMS no se disociaba de las conclusiones del estudio y si adoptaba una posición que justificara la producción de coca. En respuesta, el Secretariado de la OMS dijo que el estudio era un análisis importante y objetivo de datos recolectados en muchos países y que fue realizado por expertos internacionales cuyas conclusiones no reflejaban la posición de la OMS. El representante de EUA replicó que el estudio no era importante ni objetivo y que debería ser revisado por científicos genuinos (peer review) de acuerdo con las estrictas reglas de la misma OMS, lo cual fue aceptado por la OMS (6). Pero el estudio global de la cocaína no ha sido revisado ni publicado hasta hoy.

Los comentarios de la organización Transnacional Institute (7) sobre el estudio OMS/UNICRI recuerdan que:

“La peer review es parte fundamental en todo estudio científico, también en la OMS. El anuncio de la publicación de los resultados de la ‘iniciativa sobre cocaína’ había sido prematuro a raíz de sus conclusiones espectaculares. El Director del Programa sobre Sustancias de Abuso (PSA) de la OMS, Hans Emblad, había mandado una copia al Programa de Naciones Unidas para la Fiscalización Internacional de Drogas (PNUFID) en Viena, donde causó un escándalo. La conclusión de la revisión (peer review) fue programada para el 30 de septiembre de 1997. De hecho, a partir de mayo de 1995 fueron elaboradas listas con nombres de varios investigadores, que fueron enviadas al Instituto Nacional de Abuso de Drogas (NIDA por su sigla en inglés) la institución estadounidense encargada de la selección. Durante casi dos años hubo un intercambio intensivo vía fax de listas con nombres de personas propuestas por el PSA y las respuestas del NIDA, rechazándolos uno por uno. Nunca se puso fin de manera formal a esa ‘iniciativa sobre cocaína’. La mayoría de los investigadores que colaboraron nunca supo qué pasó con sus trabajos. Algunos publicaron su parte en sus respectivos países.”

El papel de la OMS

El estudio de OMS/UNICRI, además de ser el más grande realizado hasta la fecha sobre la hoja de coca y sus derivados, es el único estudio científico de la hoja de coca realizado por la OMS, razón por la cual debía haber sido tomado en cuenta para responder al gobierno de Bolivia que durante el 36º período de sesiones de la Comisión de Estupefacientes en marzo de 1993 solicitó formalmente que ‘se levanten las restricciones impuestas (a la hoja de coca) bajo las convenciones internacionales’. La OMS incumplió su deber establecido por la Convención de 1961, artículo 3, inciso 4:

Ø Si la OMS comprueba que un preparado, dada las sustancias que contiene, no se presta a uso indebido y no puede producir efectos nocivos, y que su contenido de estupefacientes no se puede recuperar con facilidad, la Comisión [Comisión de Estupefacientes de la ONU] podrá en conformidad con la recomendación de la OMS, incluir este preparado en la lista III.

En este caso es necesario aclarar que la palabra “preparado” figura en la versión inglesa como preparation, derivado del verbo to prepare (7), una de cuyas acepciones es: If you prepare food, you clean it, cook it, etc. so that it is ready to be eaten (Si prepara comida, la limpia, la cuece, etc. de modo que esté lista para comer), que corresponde al proceso de cosechar, limpiar, secar al sol, etc. las hojas de coca de modo que estén listas para acullicar. Ahora, volviendo al Artículo 3 inciso 4, se tiene la prueba científica de que el uso tradicional de la coca no se presta a uso indebido, ni produce efectos nocivos, ni es fácil recuperar su contenido en cocaína, lo cual cumpliría las condiciones para pasarla de la lista I a la III. Además, puesto que la coca es un preparado beneficioso para millones de personas que la usan en forma tradicional, la OMS tiene en el estudio OMS/UNICRI motivos más que suficientes para recomendar a la Comisión que retire este “preparado” de las dolosas listas de la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes enmendada por el Protocolo de 1972.

Sin embargo, la OMS prefierió obedecer a EUA antes que a la evidencia científica producida por la misma OMS, como demostró al escamotear la publicación del estudio OMS/UNICRI. Una circunstancia que confirma esta obediencia es que el 28º Comité de Expertos de la OMS en Farmacodependencia (8), reunido en Ginebra del 28 de septiembre al 2 de octubre de 1992 (justamente cuando el estudio OMS/UNICRI se encontraba en sus etapas iniciales) dictaminó que:

Ø La masticación de hojas de coca se examinó en las 3ª y 4ª reunión del Comité, que concluyó que era una forma de “adicción” … basado en un estudio realizado en 1949-1950. Desde entonces la OMS no ha efectuado una evaluación oficial de la masticación de hojas de coca.

Ø El Comité opinó que la hoja de coca está debidamente incluida en las listas en virtud de la Convención Única sobre Estupefacientes de 1961, puesto que la cocaína se extrae fácilmente de la hoja.

Aunque el Comité reconocía que la OMS no había efectuado una evaluación, sentenció -olvidando la ética científica- que la masticación de coca era una “adicción” (palabra anticientífica, rechazada por el mismo Comité en las páginas 2-5 del 28º Informe que comentamos) y que la cocaína se extrae fácilmente de la hoja de coca. Es decir, el Comité asevera que la hoja de coca debe seguir en la lista I porque no cumple con los requisitos del Artículo 3, inciso 4, para retirarla. Lo que el Comité no tuvo la honestidad de declarar es que ninguno de sus 11 miembros, ninguno de los 9 representantes de otras organizaciones y ninguno de los 3 miembros de la Secretaría de la OMS tenía conocimiento, ni curiosidad, acerca del uso tradicional de la hoja de coca. De ahí que hablaran de “masticación” siendo en realidad una succión, de “adicción” que nunca se ha visto ni diagnosticado, y de facilidad para extraer la cocaína, siendo que la extracción de este alcaloide requiere un proceso muy sofisticado con costosos insumos en conocimientos de química, personal técnico y productos químicos, todo lo cual es inaccesible a los usuarios de coca indígenas, campesinos y trabajadores urbanos.

Resumen de las bondades de la hoja de coca

Para resumir, se señalan las principales bondades del uso tradicional de la hoja de coca para la salud humana –física, mental y social- y para la salud ecológica, puesto que es:

  1. un suave energizante que mejora la productividad en el trabajo manual e intelectual;
  2. la medicina que alivia enfermedades culturales y problemas de salud cotidianos como cefalea, dolor de barriga, dolores reumáticos;
  3. el remedio para problemas menores de salud mental como agotamiento, decepción, depresión, angustia, stress;
  4. una fuente de micronutrientes y vitaminas;
  5. el facilitador de las relaciones sociales, la solidaridad y la cohesión en las comunidades y los equipos de trabajo;
  6. el instrumento religioso de la trascendencia espiritual;
  7. el enlace con la naturaleza, tan querida y respetada en la cosmovisión andina;

Respecto a las bondades morales del uso de la hoja de coca, conviene recordar que el Papa León XIII prestó su efigie para la etiqueta del vino Mariani, elaborado con hojas de coca, y concedió una medalla de oro al inventor, en reconocimiento a la capacidad de esa bebida para “apoyar el ascético retiro de Su Santidad” (10). Desde hace milenios los americanos originarios -no sólo los andinos de tierras altas- usan sabiamente la hoja de coca de tal manera que maximizan sus efectos benéficos y nunca incurren en excesos ni riesgos. Es un efecto extraordinario y complejo (Nietzsche diría que es un efecto Apolíneo) que dura mientras se mantiene el acullicu, para desaparecer a los pocos minutos de concluirlo sin consecuencia alguna para el organismo. Para dar una idea de tal efecto se puede analizarlo en sus siguientes componentes:

  1. exalta las capacidades espirituales y físicas de los seres humanos;
  2. aumenta la lucidez del pensamiento y la concentración mental;
  3. aumenta las ganas y la resistencia para trabajar y para soportar los infortunios;
  4. produce un ascetismo sereno y placentero que tanto domina los sufrimientos y las preocupaciones como frena las tentaciones de la gula, la lujuria, la pereza, la ira, la cobardía y la impulsividad, facilitando así la acción moral en relación a las normas y costumbres culturales, y en relación a los derechos y las libertades humanas.

En este momento es preciso volver al Preámbulo de la Convención de 1961, que señala la preocupación por los daños que la coca causa a la moral de los hispano-hablantes. Esta es una proposición capciosa y alevosa del colonialismo etnocentrista que con el viejo disfraz de la hipocresía salvacionista -usado desde los conquistadores y misioneros españoles- busca imponer sus propias normas y costumbres, a las que consideran las únicas buenas para la humanidad, al mismo tiempo que todas y cada una de las manifestaciones de la diferencia y la otredad son descalificadas y condenadas a la extirpación, con el inconfesado propósito de dominar y saquear los territorios de las culturas y naciones que se bautizaron como “no-occidentales”.

La relación coca-cocaína

Que coca no es cocaína es análogo a que maíz no es alcohol o que sauce no es aspirina. Es obvio que una planta con la inmensa complejidad de los seres vivos, no es lo mismo que una sola de sus moléculas entre los billones de moléculas que interactúan entre sí dentro de cada una de sus billones de células. Adicionalmente, cada molécula cumple complejísimas funciones dentro de la planta que la sintetiza y la utiliza para mantener la forma, la vida y la reproducción de su organismo y para crecer, multiplicarse y evolucionar en su relación con la biosfera, la ecología, el planeta y el cosmos de los que extrae la luz y otras formas de energía y nutrientes. Esto es tan notorio que la Convención de 1961 y el 28º Informe del Comité de Expertos en Farmacodependencia de la OMS, nunca han dicho que coca sea cocaína. A lo más que se atrevieron fue a decir que el “estupefaciente” se recupera o extrae de la planta con facilidad, y que, en consecuencia, la planta es una preocupación para la salud y la moral ya que la toxicomanía es un peligro social y económico para la humanidad, razón por la que debe erradicarse. Todo esto es patraña:

  • Primero porque la cocaína no es estupefaciente sino energizante o estimulante (11).
  • Segundo, porque no es fácil extraer la cocaína de la planta ya que se trata de un proceso difícil y complicado, que requiere conocimientos y técnicas modernas, e insumos costosos que en su mayoría sólo producen los países “desarrollados”; en comparación, extraer alcohol (que sí tiene efectos estupefacientes y narcóticos) de la uva, las frutas y granos, la caña o las papas, es algo tan fácil que se ha podido realizar desde la prehistoria.
  • Tercero, porque la Convención no define lo que pueda entenderse por “toxicomanía” y el Informe del Comité de la OMS utiliza la palabra “adicción”, a pesar de que este mismo Comité se titula ser de expertos en “farmacodependencia”, y define en las páginas 2-5 de su 28º Informe el concepto científico de dependencia, lo que es importante porque la palabra “adicción” ha sido rechazada por la ciencia debido a sus connotaciones peyorativas y penales, para colmo, nunca se ha probado que la hoja de coca produzca toxicomanía, adicción ni dependencia.
  • Cuarto, porque se sabe que la coca no da motivos para preocuparse por la salud y la moral.
  • Quinto, porque el cultivo de la coca es importante, imprescindible y beneficiosa, para la economía de subsistencia y la productividad de indígenas, campesinos y trabajadores urbanos.
  • Y, sexto, porque el ejemplo de Bolivia demuestra que los usuarios y defensores de la coca son los únicos capaces de construir una sociedad democrática.

Sin embargo, en la compilación rigurosamente científica de F.R. Jerí, publicada por la OPS en 1980 (12), de 16 informes de investigación; 15 informes nacionales sobre producción, tráfico y uso; y 7 revisiones bibliográficas; también se incluyó, en la página 143, un informe seudo-científico donde el argentino Cagliotti afirmaba que el hábito de masticar coca es nocivo para la salud y es considerado universalmente como una adicción. A pesar de su falsedad, esta opinión ha sido el fundamento de la política de “Coca Cero”, por lo que se podría suponer que los centros de la represión y del poder sanitario, se conforman con creer las opiniones que les convienen mientras que simplemente rechazan las evidencias científicas que no les gustan.

No se puede negar que el ínfimo contenido de cocaína en las hojas de coca produce un efecto tan maravilloso que fue divinizado por las antiguas culturas que lo descubrieron. Según Paly y colaboradores (13), la coca contiene de 0.5 a 0.65 gramos de cocaína por 100 gramos de hojas; en su estudio de acullicadores nativos peruanos, a dosis de 40 gramos de hoja, un acullicu contiene de 200 a 260 miligramos de cocaína que el organismo absorbe muy lentamente en cantidades mínimas, llegando la concentración de cocaína en la sangre, a los 90 minutos de iniciado el acullicu hasta 90 - 250 nanogramos (ng) por mililitro de plasma (un gramo tiene mil millones de nanogramos), para descender a 40 ng en los siguientes 90 minutos. Las variaciones en los niveles plasmáticos de cocaína dependían de la variedad de hoja y de la experiencia de los acullicadores estudiados. En comparación los usuarios de clorhidrato, pasta o crack, consumen reiterativamente y muchas veces al día dosis de 5, 10, y más gramos de cocaína pura (extraídos de 1 a 2 kilogramos y más de hojas de coca), que no se absorben lentamente ni en mínimas cantidades sino que penetran en segundos al cerebro, después de cruzar la barrera hemato-encefálica. Un experimento con fumadores peruanos de pasta de coca que estaban encarcelados (14) mostró que a los 5 minutos de fumar medio gramo de pasta de buena calidad o “pasta lavada” (extraída de 100 gramos de hoja de coca), el nivel de cocaína en el plasma sanguíneo llegaba a 975 ng, para bajar rápidamente hasta desaparecer de la sangre al cabo de 60 minutos. Los autores hacen notar que los sujetos que recibieron 0.5 gramos de pasta eran fumadores habituales que consumían un promedio de 5 gramos en cada sesión, varias veces al día.

Estos experimentos permiten precisar las diferencias entre los usos y usuarios de coca y los de cocaína; Diferencias debidas a las sustancias, los usuarios, los contextos y los efectos o consecuencias.

  • Las diferencias relacionadas con las sustancias quedan probadas en los dos experimentos de Paly y colaboradores sobre las dosis y la farmacocinética de la coca y la cocaína. Por otra parte, en el acullicu la cocaína no está aislada sino integrada a un complejo de sustancias nutritivas que regulan la farmacocinética de los alcaloides de la hoja de coca.
  • Las diferencias entre los usuarios tradicionales de hoja de coca y los usuarios modernos de cocaína son evidentes por sí mismas.
  • Los contextos también son diferentes: el uso de coca está protegido y normado por costumbres antiquísimas que explican la fuerza y pervivencia de los pueblos originarios andinos a pesar de la persecución y la campaña de exterminio en su contra durante más de 500 años. La coca en la cultura andina es exactamente lo contrario de una “droga” occidental y moderna, puesto que su uso es beneficioso para el individuo y la comunidad. En contraste, la “droga o estupefaciente” es una sustancia aislada químicamente y el usuario de cocaína está asímismo aislado de su comunidad, por lo que esta “droga” es usada en un contexto de clandestinidad y anomia (sin normas sociales) penalizado y reprimido por las sociedades y Estados modernos, precisamente porque se incluye en el concepto de “droga”, es decir: sustancia química que daña al individuo y la comunidad.
  • Los efectos también diferencian ambos usos, la coca tiene efectos benéficos en los usuarios tradicionales. La cocaína produce efectos perjudiciales en los usuarios que la consumen en forma excesiva, perjudicial o dependiente.

Sin embargo, la cocaína tampoco es la encarnación satánica del mal y del peligro que asedian a toda la humanidad, su uso tiene matices y efectos de muy amplio espectro, como reveló el Proyecto OMS/UNICRI que al cabo de cinco años de trabajo concluyó que:

no existe un ‘usuario promedio’ sino que hay una enorme variedad de tipos de personas que usan cocaína, en muy variables dosis, frecuencias, duraciones e intensidades, por diferentes razones y con distintas consecuencias. La inhalación de clorhidrato de cocaína era la forma más difundida en el mundo, mientras que el fumar pasta o crack, y la inyección de cocaína se limitaban a grupos minoritarios y marginales. Los investigadores recalcaron también que era necesario incrementar los programas de educación, tratamiento y rehabilitación para balancear el énfasis en la represión legal. Los autores del estudio subrayaron que los métodos científicos utilizados (particularmente los cualitativos) serían de gran utilidad para obtener información sobre el uso de cocaína u otras drogas en otros países, lo mismo que para vigilar la evolución del consumo y tomar las medidas adecuadas.

Conclusión

Aunque el gobierno de Bolivia hizo en las últimas décadas algunos intentos para retirar de las listas de estupefacientes de la ONU a las plantas y hojas de coca, fueron intentos débiles que no tuvieron seguimiento. En estos momentos en que el gobierno de Bolivia tendrá fuerza y estará dirigido por un presidente valiente que ha sufrido en carne propia las atrocidades de la guerra globalizada contra la coca y los cocaleros, nace la esperanza de que este alegato contribuya a la heroica lucha del pueblo boliviano en defensa de su soberanía, su dignidad, sus derechos y sus recursos naturales.

Referencias

(1) Naciones Unidas, Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes enmendada por el Protocolo de 1972 de Modificación de la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes.

United Nations, Single Convention on Narcotic Drugs, 1961as amended by the 1972 Protocol Amending the Single Convention on Narcotic Drugs, 1961.

(2)Library of Parliament, 2001, The History and Development of the Leading International Drug Control Conventions, Canadá, en: www.parl.gc.ca/37/1/parlbus/commbus/senate/com-e/ille-e/library-e/history-e.htm

(3) OMS/UNICRI,1995, Proyecto Cocaína, en: www.tni.org/drugscoca-docs/coca.htm

Argandoña, M, 2002, La coca y el puritanismo delirante, PULSO, 4-10 octubre, La Paz

* Los signos [ ] señalan textos añadidos por el autor al estudio OMS/UNICRI.

(4) Argandoña, M., 1981, Informe final sobre la asesoría brindada al ministerio de salud del Perú para la programación del proyecto titulado: prevención, tratamiento y rehabilitación de la farmacodependencia, DMH-Perú 1501, OPS/OMS, Washington, D.C.

(5) WHO, Press Release/20, 14 March 1995

(6) WHO, Forty-eighth World Health Assembly, A48/B/SR/6, 9 May 1995

(7) www.tni.org/drugs/reports/brief5s.htm.

(8) Collins Cobuild, 1988, English Language Dictionary, London & Glasgow

(9) OMS, 1993, Comité de Expertos de la OMS en Farmacodependencia, 28º Informe, Serie de Informes Técnicos 836, Ginebra.

(10) Citado en: Escohotado, A, Historia General de las drogas, Espasa, Madrid, 1999, págs. 446- 447.

(11) OMS, Clasificación Internacional de las Enfermedades, 10ª Edición, Ginebra

(12) Jerí, FR, Ed, 1980, Cocaine 1980,Proceedings of the Interamerican Seminal on Coca and Cocaine, PAHO/WHO, Lima, pág. 143 (hay versión en español)

(13) Paly, D, Jatlow, P, Van Dyke, C, Cabieses, F, & Byck, R, 1980, Plasma levels of Cocaine in Native Peruvian Coca Chewers, en Jerí, FR, op. cit., págs. 86 - 89.

(14) Paly, D, Van Dyke, C, Jatlow, P, Jerí, FR, & Byck, R, 1980, Cocaine: Plasma Levels After Cocaine Paste Smoking, en Jerí, FR, op. cit., págs. 106 - 110.

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